viernes, 2 de julio de 2010

Voyeur










Como algunos ya sabéis, vivo en un ático con bastantes vistas, lo que no quita que tenga cerca otro edificio de seis plantas, cuyo último piso queda justo por debajo de mi nariz. Soy una persona bastante despistada y poco amiga de los vecindoneos, pero, ciertamente, llevo años siguiendo a unos de mis "compadres" de enfrente, los del ático justo frente al mío. ¿Por qué? Probablemente porque nos mudamos ambas familias a la vez, nosotros entonces sólo teníamos a la niña, ellos eran una jovencísima pareja sin hijos, se ve que con escasos recursos, pues los dos primeros años apenas tenían muebles. Ni muebles ni cortinas, por eso me fijé en ellos. Cada vez que me acercaba a mi balcón, allí estaban ellos, siempre ella, siempre casi desnuda o desnuda del todo, limpiando, poniendo la mesa, planchando...como su mami la trajo al mundo. Ikea y los años que van pasando se han encargado de amueblar su salón, su dormitorio, las terrazas,.. y también han traído dos niños, que le acompañan en su naturismo, las criaturas siempre sin ropa, da igual que sea enero o agosto. Ahora el pequeño andará por los cuatro años, y ella parece que vuelve a estar embarazada, pero no estoy segura, la llevo viendo embarazada desde su última maternidad. Tal vez sea un desagradecido sobrepeso.




El último año lo ha dedicado a pintar, la suelo ver encorvada sobre una mesa, pintando sobre tela, quizás sean prendas de vestir. Da igual la hora del día o de la noche, siempre hay luz en esa casa. Y, Aunque está prohibido cambiar la apariencia de la fachada, el verano pasado empleó dos meses en decorar su azotea con murales, ilustró las paredes con un bosque fantástico, lleno de animalillos simpáticos y sonrientes, para que sirvan de escenario a los juegos de sus hijos. Me pareció una idea conmovedora, qué me gustaría tener esas habilidades y atreverme a desarrollarlas...




Ahora, no sé qué habrá pasado, que veo al marido constantemente picando la pared, destrozando ese mundo mágico que ella creó. Ya no va desnuda por la casa, y, el otro día, la vi llorando sola en el balcón, disimuladamente, para que los niños no la descubrieran. ¿Qué puede haber pasado?




¿Habrá vuelto a perder a su bebé, como, me temo, ocurrió en otras ocasiones? ¿Llorará por mal de amores? ¿Será el marido, descubierto llevando una doble vida?




Las cortinas, antes inexistentes, se han cerrado como un telón y en la azotea, a modo de parapeto, han construido una cornisa de macetas, que me mantienen para siempre fuera de ese pequeño paraíso. Entiendo que me han expulsado y lo acepto.




Esta mañana, en el piso contiguo al de ellos, un anciano hindú Sikh, de barba blanca y cabeza coronada con un enorme turbante, en la distancia me saludó con una majestuosa inclinación de su cabeza, que yo devolví. Nuevo misterio a desmontar...


4 comentarios:

  1. Ahora ha quedado perfecto el blog. En cuanto a tus historias realmente entrañable. Además vas trascendiendo de tu familia a tus alrededores, y de ahí al resto del mundo.
    Bien hecho amiga
    Un beso grande
    Sacramento

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  2. No me lo puedo creer... ¡¡Voy a poder comentar en tu blog!! Aunque hasta que no lo vea escrito del todo no me lo acabaré de creer.
    Bueno, a lo que vamos, está bien, como dice Sacramento, que amplies "tu radio de acción", sin embargo esta historia no me ha llegado tanto como otras, quizá porque ahora estoy en una etapa sensible y mi cuerpo rechaza las historias "sin final feliz", lo cual no es culpa tuya ni muchísimo menos, más bien es como esa manida frase utilizada para cortar una relación "no eres tú, soy yo". Aparte de todo esto, me ha dejado muy intrigada el final de la historia, ¿dará para más capítulos tu vecino hindú? Mi curiosidad se desata, así que si tienes más datos o curiosidades, no dejes de informarnos ;)
    Me encanta leerte y seguiré haciéndolo comente donde comente, un besote!

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  3. Bueno, lo del vecino hindú me pasó hace unos años, no he vuelto a verlo, pero sí que fue una experiencia curiosa, fue cómo si me reconociera, aunque era la primera y quizás última vez que lo vi.
    No todo lo que escribo es verdad al 100%, hay cosas que me pasan a mí y cosas que le pasan a otros, a veces hay datos algo exagerados o cambio el orden cronológico... Lo que me interesa ahora realmente es seguir escribiendo, pues no lo hacía desde la adolescencia o tal vez la primera juventud. Desde entonces sólo he escrito trabajos, exámenes y, últimamente, informes. De verdad que no tengo más aspiraciones que seguir haciéndolo, es algo que me llena de satisfacción, igual que a otros/as les da por hacer punto de cruz, pintar cuadros o por bailar salsa, me llena mucho y a la vez, me vacía.

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  4. Historias, historias, historias,... observadas, inventadas, exageradas, ¡me encantan!

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