jueves, 22 de julio de 2010

Conviviendo con ángeles




























Como os decía el último día, cuando menos lo esperas, salta la liebre. Posiblemente en estos momentos me esté tostando bajo cielos marroquinos(como diría mi Pepi), alejada de Internet y todas sus adicciones y, fijaos, he aparecido en vuestro ordenador, sorpresa, sorpresa, con una historia de amor agridulce al principio, finalmente feliz.

Ella fue la sorpresa más grande de mi vida; un salto de liebre de enormes consecuencias. Yo acababa de aprobar mis oposiciones y me estaba adaptando a la vida de profesora en un centro marginal, es decir, estaba al borde de la dimisión, a la vez que estudiaba Hispánicas por la UNED e intentaba disfrutar a tope mi vida de, casi, recién casada(es un decir, ya íbamos para tres años, pero con tanta separación forzosa por nuestros trabajos...como que no cundía). O sea, salía muchísimo, bebía bastante y fumaba más de la cuenta, además de pasar largas tardes tumbada en la cama, sesteando o viendo la tele. La maternidad en ese momento era la última de mis inquietudes. Pero...Algún error de planificación debió de ocurrir, pues si no, no se explica que una tarde de febrero, viendo uno de esos programas del corazón, la noticia de que Pastora Vega estaba embarazada desencadenó en mi mente esta cadena de pensamientos:"Por Dios,si a esa mujer tan mayor le ha pasado eso...a mí...hace ya dos meses que no tengo el período, hubo un conato hace un mes, pero...". Sin pensármelo dos veces, ni decir media palabra, me abalancé a la farmacia en busca del equivalente moderno del Predictor. Diez minutos más tarde la respuesta era inequívoca: positivo. No obstante, volví a la farmacia, a otra un poquillo más lejos y compré otro, con el mismo resultado. Me quedé noqueada, yo, yoooo, pero si soy muy chica (y tenía ya 30 años), y ahora qué hago, ....En esto que llegó mi esposo, al que no había dicho nada porque no quería que me descubriera por teléfono(soy muy transparente). Le enseñé la prueba, se puso muy colorado de la impresión, pero me abrazó llorando de alegría. En ese momento entendí qué todo había pasado para bien, qué esa criatura exigía venir al mundo, a esa casa y a esa familia. Nos había elegido y teníamos que estar a la altura.

El resto del embarazo (daos cuenta de que quedaban menos de siete meses) transcurrió bastante plácidamente, hubo algún sustillo por alguna analítica que se traspapeló, pero nada relevante. Ni vomitaba, ni me fatigaba, ni se me hinchaban las piernas..para creerme de verdad que iba a ser mamá me compraba todos los libros y revistas que encontraba sobre el tema, hice toda la preparación al parto, me dedicaba largas horas a la ensoñación y a acariciarme la barriga, esperaba con anhelo y suspense las ecografías...en la doppler, me pareció ver la carita de mi hermana en la suya, la de mi hermana cuando era bebé, y así la soñaba yo, rubita y mofletuda, un bebé de anuncio.

Nada de ésto por supuesto me sirvió para cuando llegó el momento. Me voy a saltar la parte del parto, que no lo fue, fue una cesárea, posiblemente de las que por otros foros llaman "innecesáreas", yo eso nunca lo sabré, pues no hubo explicaciones, ni aclaraciones, ni atención postparto, ni nada de nada. Simplemente diré que no fue bonito, que más bien fue traumático, que me trataron con la misma delicadeza con que hubieran tratado una pieza de jamón cocido, que después me sentía inmensamente vacía, dolorida, agotada...y con una criaturilla, pequeñísima, berreante, a la que no reconocía en la niña de mis fantasías, pues en vez de redondita, rubia y sonrosada era muy delgadita, peludita, con rasgos levemente asiáticos...Nunca olvidaré lo primero que dijo mi suegro, "pero si es una coreana...". No me podía mover en 24 horas, no me subía la leche, y horribles enfermeras exigían que le diera el pecho: pero si no la podía coger en brazos, si no me podía incorporar, si tenía los brazos llenos de vías...una que me intentó ayudar, lo que hacía era coger la cabeza de la niña y aplastarla contra mi pecho, de manera que se puso negra porque se iba a asfixiar...Horrible, horrible, de verdad, con aquella interminable sucesión de visitas indiscretas, que se permitían hacer comentarios sobre todo, sin tener ni idea de nada.

Yo me sentía inútil total, no había podido parir a mi hija, y era la primera vez que pasaba esto en mi familia, ahora no podía darle el pecho...me obsesioné con la idea de, por lo menos, intentar darle mi leche en biberón, y aquí empezó otra tortura: no tenía leche, me martirizaba para producirla, sabiendo que, cuánto más me sacara, más saldría. Pero, al principio, nunca era bastante, y la niña , ya pequeñita cuando nació, iba perdiendo peso...Me conformé, entonces, con darle leche de fórmula y mi leche como suplemento...las visitas se fueron espaciando, la pobrecilla empezó a ganar peso...y un mes y medio después, probé a darle de nuevo la teta y...como si lo hubiera hecho toda la vida...tuvimos que crear nuestra intimidad, ganarnos nuestro espacio a solas, aprender a conocernos. Yo al principio me sentía como anestesiada, ella me fue ganando con sus sonrisas, con sus carcajadas, con sus miradas directas a mis ojos. Ése fue el milagro: ella me eligió, decidió que, con todas mis carencias e inexperiencias, le gustaba como mami y me quería. Yo no podía creer que una cosita tan pequeña tuviera tal capacidad de comunicación, tanta empatía, pero era así: mi bebé me reconocía, me daba la razón, me señalaba entre toda la multitud. Me enseñó lo que es ser madre, mamá, mamífera.

Del resto de la historia, sabéis bastante. Me enamoré de mi niña, no fue un flechazo, es cierto, como han sido mis experiencias con los varones. Pero la quise pronto tanto, tanto, que olvidé todo el trauma hospitalario y, en cuanto pude, decidí darle una hermana. No pudo ser, ahora reina entre los varones, mayoría en mi casa y en el resto de la familia. Admiro de ella su dulzura, tanto como su terquedad. Tiene un corazón generoso, es exageradamente desprendida, tanto que esto se convierte en defecto, pues es algo descuidada con las cosas, y perennemente despistada.

Va creciendo, demasiado rápido, es verdad, y adivino en ella ademanes y conductas que copia de mí: como casi toda niña, ella quiere ser como su madre. Temo que, como suele ocurrir, adquiera mis muchas limitaciones queriendo imitar mis virtudes. Quisiera gritarle que no cometa esa tontería, ella ya, aún sin haber cumplido los nueve años, es mucho más grande de lo que yo podré serlo: más valiente, más tierna, más auténtica. Sólo espero de ella que sea siempre como es ahora, con esa capacidad increíble para disfrutar de cada momento, sabiendo que cada día es especial si te empeñas en que lo sea. Que siga descendiendo ríos, subiendo montañas, montando a caballo, cabalgando olas y bicicletas, haciendo bizcochos, comiendo helados y chocolate.....que sus amigas sean siempre las mejores, como lo son ahora: que encuentre y viva el amor y la pasión, cuando llegue el momento y, si es inevitable, que le rompan el corazón, que yo le ayudaré a remendarlo.

Sólo siento que a veces se sienta culpable de mi cansancio y, a veces, mis malas caras: no quiero ese germen de culpabilidad heredada de mí en su pecho, la quiero libre, y fuerte, y sana, y que vuele y me deje, si es necesario, aunque sé que, llegando ese momento, me romperé definitivamente en dos.










































Éste es el regalo que me hizo para el día de la madre, junto con un abanico pintado por ella: una tarjeta en la que estoy yo, de pequeñita, con una muñeca en brazos, y luego con ella, mi muñeca de carne;se me saltaron las lágrimas cuando me lo dio, pues buscó la foto ella solita con cuidado de que hubiera paralelismos entre las dos fotos.



Mi niña, mi amor, sólo puedo dar gracias a la vida por ti, pequeño gran milagro. Afortunada de mí, porque convivo con ángeles.

Recapitulando...y vacaciones, al fin











Hoy, mientras escucho el relajante ras-ras que hace el pintor en el piso de arriba, decido que ha llegado el momento de recapitular. Sólo hace dos meses que me introduje en el universo blogger, la primera entrada está fechada el 21 de mayo. Mi único propósito aquella noche, bellísima, recuerdo su luna, era intentarlo, ser constante en este ejercicio que me he impuesto: sacarme del desván algunos de esos muebles que me estorban, quitarles el polvo, colocarlos en un sitio apropiado y funcional, y lo que no sirva, a la basura. Debo reconocer que estoy más que satisfecha de lo conseguido, he sido de lo más aplicada y mi entusiasmo va en aumento. A la vuelta de mis cortas vacaciones espero traer las maletas llenas de energía y fantasías que iré trasladando a este reino recién descubierto.









Por otra parte, mi vida real en estos últimos meses ha adquirido un ritmo frenético. Descartando las rutinas del día a día de una madre de familia numerosa y trabajadora, enumeremos los hechos más destacados de los últimos meses: en abril fui tutora de un alumno de máster en prácticas, el entrañable Salvi. En mayo, colaboré en la organización de los actos de fin de curso, y empezamos con actividades TIC en el aula, una experiencia a repetir; junio, descubro que soy obesa de tipo 1 y me pongo a dieta radical, evaluaciones, finales de curso(de mis alumnos y mis hijo), viajamos un finde a Sevilla, participé como vigilanta y correctora en la Selectividad, y empezamos a desmontar la casa para las reformas; julio: mes de obras en casa, que hoy, felizmente, terminan. He podido escaparme en ocasiones para ver a mis amigas, hacer un par de excursiones y nadar a diario en la piscina. También hemos descubierto la hipermetropía de David, con los que son dos los gafotas entre mis retoños(El pequeño, Rafalito, dice que dónde están sus gafas) . Sigo a dieta, aunque últimamente, con la ansiedad de lo que tengo en casa, se me olvida, pero creo que ya no soy obesa de tipo 1, simplemente, tengo sobrepeso, y va en regresión. Pero estoy sana, mañana me voy de vacaciones una semana a un paraíso todoincluido, he superado estos meses de infarto y tengo que celebrarlo. Moderadamente, pero ha llegado el momento de cosechar las alegrías de tanto esfuerzo.









Así que, cuando regrese, casi estaremos en agosto, mi ritmo se habrá desacelerado, tendré todavía por delante un mes de vacaciones y, espero, mucha tela que cortar. Deseadme que el viaje salga bien: que el melillero no se hunda ni nos topemos con integristas islámicos o nos perdamos en el desierto.

Os dejo con el consejo de que estéis atentos al salto de la liebre, a las sorpresas inesperadas, que, pesadita de mí, os recuerdo, son LA SAL DE LA VIDA.(me da rabia de que Anna Gavalda me haya robado la frase, era MÍA Y SÓLO MÍA, MI TESORO...)














p.d. El ras-ras del pintor me relaja porque sé que, pase, lo que pase, se va a terminar YA! Ayer por poco me da un ataque de ansiedad, que han tardado tres días en pintar una habitación, y al lavadero, TODAVÍA no le han metido mano. En fin, besazos a todos.

martes, 20 de julio de 2010

Niña otra vez.

















Me dice mi cónyuge que esto de acercarme a la cuarta década me está sentando regular, que más bien parece que estoy volviendo a la adolescencia: últimamente mis comportamientos son algo erráticos y caprichosos, me ha dado por no comer, protesto por tener que hacer las tareas, paso horas enganchada a internet, sueño con vivir un año en el extranjero, intento recuperar las amistades de aquella época... algo de razón tiene, desde luego. Ayer hablando con mi querida Paki lo comentábamos: esto del paso del tiempo es muy relativo, los años pasan por ti, su efecto se nota en el físico, porque "algo" nos estropeamos: empiezan a surgir los achaques, las molestias, vemos como nuestros padres envejecen, a veces enferman, en el peor de los casos, nos van dejando...sin embargo, a algun@s, el tiempo nos rejuvenece por dentro, pues vamos superando todos los complejos y prejuicios que nos encadenaban de jovencillos, perdemos muchos miedos, perdemos la vergüenza...yo, por mi trabajo, estoy en continuo contacto con los muy jóvenes, aparte de con mis niños, que ocupan el resto de mi tiempo. Lógicamente, la influencia de estas generaciones me llega.








Así que, pues sí, lo reconozco, seré una eterna adolescente. Y hoy me siento traviesa, se me antoja llenar la pared de mi habitación de posters del Superpop, o, al menos, la carpeta del "insti". Pero no lo voy a hacer: hoy viene el pintor a rematar la faena de los albañiles, y mis carpetas ya son todas virtuales. Pero no me voy a quedar con las ganas, de ninguna manera. Os abriré nuevamente mi corazón y os enseñaré mis príncipes virtuales, a los reales ya os los presenté. Un regalito para acalorar este verano en su ecuador.



EL BUENO



Para empezar, algo nada original, Iker Casillas: como decía Paki, es tan tierno y encantador...va por ella
















Es lindo este chiquillo, lástima que podría ser !mi sobrino!, que ya no es tan jovencillo, parece un niño pero ya se acerca a la treintena.









EL FEO


Jon Bon Jovi, no es nada feo, pero de los cuatro que he escogido es el menos convencional, el rockero, el ambiguo...también es el mayor de los cuatro, y el que más tiempo me lleva acompañando en mis fantasías,...y en mis cánticos "I wanna Lay down on a bed of roses, I wanna lay down on a bed of nails...."(´gritar esto a pleno pulmón y mientras se conduce camino al trabajo es una liberación)























EL MALO





Esta elección quizás sea controvertida por lo vista que está, pero me encanta el Duque, y no me refiero al actor, Miguel Ángel Silvestre, que me deja un poco fría, sino al personaje de ficción y su encarnadura, el Duque, el chulazo de barrio que asciende a mafioso y luego se arrepiente por amor a su chica y porque ,en el fondo, es un romántico que no ha renunciado al poso de inocencia y bondad que pudiera quedar en él. No os confundáis, es todo ficción; en la realidad me horrorizan los chulos, los malotes, esos niñatos por los que mis alumnas suelen babear, esos que llevan en sí un aprendiz de maltratador. El Duque es otra cosa, es un arquetipo: un diamante oculto entre la basura.










































EL GUAPO

Mi último descubrimiento, al cual espero seguir viendo en muchas pelis y series de televisión, pues creo que es muy buen actor, aparte de tener un físico sublime: el hombre L´oreal, "porque yo lo valgo". Matthew Fox. Para mí siempre Jack, el cirujano milagroso, el héroe que se hizo hombre y habitó entre nosotros (pero en Hollywood o en NYC, muy, muy lejos de las verdaderas terrestres).











Esta ha sido mi elección del día, difícil, porque el menú estaba repleto de ofertas atractivas. Esta vez me he dejado llevar por la vista, me guardo en la carpeta de las fantasías otras opciones de varones, atractivos por otros méritos: Bono, Javier Bardem, Luis García Montero, Paco León, Kevin Spacey, Paul Auster y tantos otros, me acompañan y renuevan cada día mi fe en el otro sexo. Sin desmerecer a los verdaderos hombres que me rodean y sé que me adoran, desde mi padre a mi benjamín, pasando por mi innombrable media naranja(me ha pedido que ni lo mencione por estos planetas), y algún que otro adorable vecino o colega, todos ejemplares a su manera, guapos por dentro y por fuera.

Pero del cuarteto que he presentado, ¿con cuál os quedáis? ¿Con el bueno, el feo, el malo o el guapo?


Espero haberos alegrado las "ojeras", a ver qué me contáis.

sábado, 17 de julio de 2010

GUSTOS Y DISGUSTOS

La inspiración no se digna a visitarme hoy, pero he estado echando un vistazo a otros blogs y se me ha antojado copiar una de esas ideas tontas que se repiten aquí y en Pekín: completar un test. Como no he sido capaz de descargarme uno muy gracioso que había por allí, pues lo reduciré a : Enumera diez cosas que te encanten y otras diez que odies. Os invito a que participéis vosotros tambien.
Diez cosas que me encantan:

1. Las tardes de lluvia, acurrucarme y leer un libro apasionante.
2. Nadar, me encanta el agua, flotar y sumergirme.
3. Ir de compras. Los vestidos.
4. Acoplarme en un bar con amigos/as y dejar que pasen las horas.
5. La frescura de las sábanas limpias. Estirarme en ellas.
6. El jamón de bellota.
7. Los viernes por la tarde.
8. El mar y los jazmines= Málaga.
9. Dejarme ir con la música que me gusta.
10. Escribir mis cosillas en este blog, y en FB.

No digo nada de mi familia, porque siempre estoy a vueltas con lo mismo, lo que más feliz me hace es emplear mis cinco sentidos en disfrutar de mi familia: los toco y sobo, los olisqueo, no me canso de mirarlos y escuchar sus cositas y sus voces, a veces hasta los muerdo y me los como, de tanto que los quiero. Hace ya algunos años que asimilé que soy muy mamífera.

En cuanto a las cosas que odio:

1. Limpiar el pescado, tanto en crudo, para cocinarlo, como una vez guisado, quitarles las espinas, etc,... puede con mis nervios.
2. Las colas.
3. Las fajas.
4. Encontrarme con ciclistas cuando yo conduzco.
5. El agua con gas.
6. Los aseos de los chiringuitos de playa, o de las ferias.
7. Las personas groseras, esas que se regodean y vanaglorian de su mala educación.
8. Programas tipo "Sálvame", sí me gustaba "El tomate".
9. Depilarme(pero lo sigo haciendo, no he sido bastante valiente como para dejar de hacerlo)
10. Y, como no, tener albañiles y reformas en casa.

Supongo que nada demasiado original, soy una chica simplona, ya sabéis. A ver si me contáis algo.

miércoles, 14 de julio de 2010

Una tarde de cumpleaños









Martes, 13 de julio. Cumpleaños de nuestro queridísimo Pablo L. El lugar para la celebración del evento, nuestro paraíso preferido, el Parque de la Paloma.

A pesar del calor sofocante, empezaron la tarde típicamente en un día post-mundialero, peloteando; los más alternativos tratando de encestar en vez de metiendo goles. Eran un montón de niños, de edades muy dispares, con el único vínculo común del cariño al homenajeado. Algo dispersos, unos correteando por aquí, otros por allá. Hasta que, sin saber cómo, se rompió el hielo y formaron piña. A la sombra de uno de los hermosos árboles del Bosque de los Cuentos(así se llama esta parte del Parque), hicieron turnos para ir contando esas disparatadas, surrealistas historietas que algunos llaman chistes, y que, en este día, tenían siempre un final impreciso, poco coherente y balbuceante: "Ah, es que no lo pillas", pero se reían de todas formas. Por allí fueron desfilando la galleta convertida en rosquilla, Jaimito y su salchicha, el fantasma de las bragas rotas, el hombre que "padece" un osito, el hotel donde siempre coinciden un inglés, un francés y un español...







Y entonces apareció El Conejo. No un conejo, El Conejo, seguro que era descendiente del famoso Conejo Blanco, se le notaba en su elegancia y en el brillo de inteligencia de su mirada. También en la urgencia por escapar. Cosa imposible, cuando hay determinación y un número suficiente de chiquillos para rodearte. Por fortuna para él, todos en el grupo son amantes de los animalillos, su única pretensión era abrazarlo y acariciarlo por turnos, emocionados y tiernísimos.



No hay duda de que fue El Conejo, apodado Centella, el que les susurró que leyeran los mensajes grabados en los árboles. Un secreto importantísimo podía encontrarse entre ellos. Y aquí surgió la aventura final: todos juntos se apresuraron a revisar las inscripciones y señales dejadas por el tiempo en troncos y raíces. Había nombres, viejas promesas, fechas,....todo muy críptico y misterioso para ellos. Intentaron sin éxito identificarse en los nombres y en las fechas, pero nada. Entonces, encontraron lo más intrigante. En el tronco de un árbol, los nudos de su corteza formaban algo que recordaba a una "N"y una "O". Entre ellas, tal vez distraídamente, alguien había grabado una "E". Se miraban perplejos ante el descubrimiento. Me suena de algo, ¿qué es neo? Hasta que una adulta infiltrada les recordó que estaba clarísimo, Neo es un hombre del futuro que despertará en un mundo habitado por avatares para intentar salvar los restos de la humanidad, y tendrá super poderes y....entre todos vuelven a organizar la película, mezclando "Matrix" con Pokemon y los Gormiti, felices sin saberlo, disfrutando de unas horas que, con toda probabilidad, hibernarán entre sus sueños más dorados.








Se levanta viento, que despierta en el atardecer un deseo de cumpleaños:
que nunca olviden que la vida es un juego, una tarde de verano en un parque, entre amigos, seres mágicos; también que nunca dejen de esperar, muy atentos, la visita inesperada de un conejo sabio, o un hada viajera. De nada vale perder ese poder en la mirada que tienen los niños. Con él se va, quizás, la sal de la vida.




Abajo,

no muy lejos,

se presiente el incansable rumiar de la mar,

que trae y que lleva,

que hace y deshace,

que viene y que va.



domingo, 11 de julio de 2010

La llave del coche
















Estos días que he estado sin ordenador, y a pesar de las obras, han sido de lo más movidito. Los albañiles hacen jornada contínua, se van a las 16:30, con lo que me quedan las tardes libres, y no penséis que han sido para descansar. El martes mi hermano quería llevarse a mis dos niños mayores de excursión, pero como tenía el coche roto, me pidió que le llevara yo con mi coche. No me dio muchas explicaciones, de hecho, yo en el último momento había decidido cancelar la salida, porque estaba agotada, pero se me olvidó llamarlo y como se presentó tan ilusionado con su novia valenciana, a la que he visto en contadas ocasiones...me dio "palo" dejarlos en la estacada, total, que cogimos el coche, las zapatillas de deporte y rumbo a Benahavís, al río Guadalmina.













Nada más llegar, la primera sorpresita, me dice mi hermano, "tú dame la llave del coche que yo la esconderé debajo de un árbol, que no pasa nada...", y yo, que no, que no, la líamos en veinte plásticos y nos la llevamos, yo no me expongo a volver y no tener ni llave ni coche. Claro, que yo no sabía que la excursión consistía en !descender un cañón! como las cabras, saltando de piedra en piedra, o tirándote por las rocas como toboganes. No lo supe hasta que no bajamos al río y vi lo que se proponía hacer. Inmediatamente decidí que yo no iba, mis zapatillas tenían la suela lisa y resbalaban como patines de hielo, supe que me rompería la cadera a la primera de cambio, además, necesitaban las manos libres para ayudar a los niños, y mi hermano llevaba una mano ocupada con la llave del coche. Total, que antes de que se lanzaran río abajo me dio apenas tiempo de quitarle el paquete con la llave y decirles: "me llevo el coche al final, donde me dijiste que terminabaaaa!!!" y allá que se fueron lanzados entre las rocas, como un natural y divertidísimo aquapark. Sé que la idea original de mi hermano era esa, que yo me quedara en la entrada del cañón bañándome plácidamente entre las rocas; pero es que él no contaba con que en la poza habría unos doscientos gitanazos de fiesta(paréntesis: yo no soy nada racista, he pasado ocho años de mi vida conviviendo día a día con esta etnia y le tengo simpatía, pero la manera en la que suelen decidir divertirse...como que no me va. Digamos que sobre la poza flotaba una nube aromática y embriagadora,... y que no fumaban precisamente tabaco). Así que discretamente me replegué hasta mi coche, y recorrí la carretera un kilómetro y pico abajo, y aquí había un único coche aparcado en el parking.




Bajé de nuevo hasta el río y, efectivamente, sólo había una familia ecuatoriana, un matrimonio, una niña y un bebé, de lo más agradable, a los que comenté que estaba esperando que bajaran el río mi hermano con mis dos niños. Ellos me miraron con gran extrañeza,"dos niños, río abajo, pero si eso es peligrosísimo...". Empecé a inquietarme, pero me decidí tranquilizar, así que me sumergí en las frescas y limpísimas aguas del río y nadé río arriba, a ver si los veía llegar. El paraje es maravilloso, el río discurre sereno entre acantilados de los que a veces caen cataratas, hay zonas donde se hace pie, con lo que puedes descansar, y por todo el camino se oía el arrullo de las tórtolas, que se escondían entre los recovecos rocosos diciéndose dulzuras, imagino, como corresponde a tales aves. Cuando llevaba aproximadamente un cuarto de hora nadando llegué hasta una especie de presa, una pared rocosa de la que caía el agua a manantiales, y aquí sí que me invadió el desánimo: ¿cómo van a poder bajar mis niños, especialmente mi David, una altura de cinco metros...? Estuve un ratito esperando, pero al estar quieta me daba frío, me imaginaba a mi hijo sufriendo de hipotermia, con una pierna rota,...volví hasta donde estaban los ecuatorianos(otros 15 minutos nadando, y no sé por qué, contra corriente), que ya me miraban con franca preocupación, aunque se apresuraron a tranquilizarme..."no pasa nada, los niños son maquinitas y si los dos adultos están acostumbrados...".










Para resumir, me pasé toda la tarde, unas dos horas o así, nadando río arriba y río abajo. Río arriba, por si aparecían y podía ayudarlos a llegar hasta el final (David se cansa nadando, aparte de que le entran tiriteras...y no llevaba flotador, ni nada de nada). Río abajo, para descansar al sol y comprobar que la dichosa llave del coche seguía en su sitio. Cuando cayó el sol, los ecuatorianos se fueron, y me dejaron completamente sola "en el paraíso". Ya llevaban hora y media desaparecidos, me di una media hora más para subir al coche y llamar a la guardia civil. Yo ya los veía a los guardias, vestidos de neopreno y con linternas enormes, viniendo al rescate. Pero, como os podéis imaginar, si no no estaría tan tranquila escribiendo estas líneas, cuando ya estaba al borde de desesperar vi lejísimos a mi hermano nadando con David a cuestas. Me lancé de cabeza al rescate, aunque ellos venían felices como perdices, planeando la próxima excursión, que será....cuando yo pase por Decatlon y me compre todos los pertrechos necesarios para descender cañones, escalar montañas o lo que se quiera inventar mi "adorado" hermano.












Al día siguiente, 7 de julio, San Fermín, cumple años Antonio Jesús, el hijo de mi prima Belén, al que mis niños quieren con locura. El cumpleaños coincidía con el partido España-Alemania, mi padre me pidió que me llevara yo a mi madre y mi abuela, y también se apuntó a la excursión mi tía abuela Maruja. Convertí mi coche en microbús y allí que nos fuimos, yo muy confiada en que encontraría el lugar de encuentro, aunque después de cinco años viviendo fuera de Málaga, cada vez que vuelvo me han cambiado o cerrado las carreteras, y la zona de la celebración (Puerto de la Torre) para mí es territorio comanche. Tuve que hacer un par de paraditas y llamadas por el móvil, pero me las apañé y llegué sin dar muchas vueltas, aunque mis dos abuelas no paraban de refunfuñar, "por aquí no es, que no, que no estaba tan lejos, da la vuelta y busca a tu tía...



(!Cómo pueden ser a veces de pesadas las personas mayores, teniendo en cuenta que en su vida se han propuesto tener carné de conducir!).



El cumpleaños transcurrió felizmente. El problema llegó a la hora de marcharnos, yo quería llegar cuando estuviera empezando el partido, pues sabía que en casa tenía fiesta (mi padre, mi hermano y su novia, mi marido...!!España, España!!), así que a las 8 y 20 reuní a los niños y a las ancianas y me despedí y, entonces, descubrí !que no tenía la llave del coche!. Vacíamos dos veces mi mochila, corrí al coche, por si me la había dejado puesta(estaba cerrado herméticamente),...revisamos el salón y NADA. Mi angustia no era tan grande, tengo una copia de la llave en casa, pero ¿quién me la traía o me llevaba hasta Benalmádena en plena semifinal del mundial de fútbol? No había muchos voluntarios...










Afortunadamente, la llave apareció, alguien la había encontrado debajo de una mesa en el comedor adyacente, donde mi pequeño Rafa había estado escondido un rato antes....La maldita llave del coche, que es siempre mi primera preocupación, guardarla en su lugarcito dentro de mi bolso, ¿cómo pudo escapar? Qué enigma...
Es irónico que estas dos tardes, dos tardes consecutivas, donde yo necesitaba relajarme y evadirme, me las haya estropeado un objeto tan pequeño y poco relevante para mí. Lo más pequeño puede ser, a veces, la llave de la felicidad.
Creo que todas estas tensiones, junto a la tensión acumulada de los preparativos de la obra, la obra en sí, la experiencia de la Selectividad, mis incertidumbres en las visitas al médico, el final de curso, tan lleno de despedidas, mi ordenador que, también misteriosamente, se rompe....me pusieron "al borde de un ataque de nervios", el jueves no sabía qué me pasaba, sólo quería dormir y llorar. Ya se me ha pasado, me han curado un par de sesiones de playa y piscina intensivas, + una visita a las rebajas.