sábado, 3 de julio de 2010

La Roja

No quiero ser aguafiestas, ni dármelas de elitista ni nada de eso, pero de verdad que no entiendo las pasiones que desata el fútbol. El tema es controvertido, no voy a meterme en discusiones vanas...ya hace tiempo que decidí no participar de la fiesta y adoptar el clásico papel de ama de casa perfecta en estas ocasiones, esto es, preparar los aperitivos y la cena, servir las cervezas, retirar los platos...mientras los demás se desgañitan y vuelcan toda su pasión y su concentración en empujar a los jugadores, en aclamar sus goles y llorar sus derrotas.
Por supuesto, no comprendo por qué el máximo sueño de un país sea ganar un mundial de fútbol, como nos obligan a creer desde los medios. ¿Qué puede cambiar eso, va a mejorar nuestra economía, va a acabarse el paro y toda la demás marimorena? Está bien, reconozco que lo que mueve a la mayoría es el deseo de pasar un buen rato, celebrar y compartir la fiesta. Tengo la suficiente empatía para llegar hasta ahí. Me horrorizan los nacionalismos exacerbados que a veces se manifiestan, y temo las consecuencias que pueden tener en ciertas situaciones(véase, un colegio o instituto, donde conviven múltiples nacionalidades, en el mío actualmente hasta treinta). Pero entiendo la moda de las banderas, y no voy a polemizar tampoco sobre esto, aunque lo miro con cierta aprensión, lo confieso. Esperemos que sólo sea expresión deportiva, y no retroceso. Se supone que nos encaminábamos hacia un mundo sin fronteras y con menos banderas, o eso me habían contado. Ya no sé qué pensar sobre esto, cada vez entiendo menos.

Lo que casi nadie sabe, y nunca me agradecerán, es que estos últimos partidos la Selección los ha ganado gracias a mí. Desde hace muchos años sé que España no gana cuando yo asisto de espectadora y me intento implicar en la historia. Es matemático. En el partido contra Portugal, dejé a la familia frente al televisor y yo aproveché para darme un largo y relajante baño de espuma. Adiviné una fracción de segundo antes que Villa marcaría su gol. Esta noche, por un compromiso familiar, he tenido que sentarme delante del televisor, y entonces ha ocurrido lo de la anulación del gol, los penalties no pitados, etc, han sido los demás los que me han recordado que yo no podía estar allí, y, con agrado, me he retirado a mis aposentos. Poco después, han marcado el gol del pase a la semifinal, donde, me temo, acabarán los sueños de este país, porque Alemania...Haré lo que pueda, quizás me ponga a hacer un bizcocho o a escribir un nuevo post, pero me temo que contra Alemania hay poco qué rascar.
Mientras recojo cáscaras de gambas y servilletas usadas, sonrío para mí misma y contemplo el regocijo de mi casa, que es, se supone, el de un país entero. Niños gritones, pasiones huecas.

2 comentarios:

  1. Yo también me mantengo alejada del fútbol.Imagino que para los hombres en una forma de usar la testosterona que ya no necesitan para las guerras, la caza, etc.
    A mí me viene estupendo porque los mantiene embobados y alejados del ordenador. Ahora, yo no sirvo a nadie, el que quiera tapas que se las haga, je, je...
    Ah, y no estoy más delgada, ni nerviosa por la boda.En la mía lo pasé tan mal que he decidido disfrutar la de mi hija. Además vamos sólo unos 90 invitados: los amigos más cercanos y familia.
    Durará toda la noche, habrá churros con chocolate, actuará Rebecca con su grupo Anhela que vienen expresamente desde Berlín. También hay una interesante mezcla de nacionalidades: españoles, ingleses, alemanes y japoneses...
    Así es que la cosa se presenta movidita. Cuando me entran las mariposas en el estómago miro el vestido que me voy a poner y me digo a mí misma: todo está en orden, je, je
    Un abrazo grande

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  2. A mí con el Málaga o los deportistas españoles, lo que me pasa es que me gusta que ganen, jueguen a lo que jueguen. No creo que sea cuestión de nacionalismos, es cuestión de pasárselo bien (como tú dices), cosa que ahora les hace falta a muchos.
    En cuanto a la bandera, es importante que se vaya superando ese miedo a la bandera española pues creo que ésta puede ser una manera para que no sea sólo propiedad de unos pocos anclados en el pasado. Y bajo esta bandera, desde luego, debe caber todo tipo de nacionalidades, colores, políticas, religiones,...

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