viernes, 4 de junio de 2010

Tres vidas


Tenía una vida, dio tres, se quedó sin ninguna. Curiosa operación matemática. 1=3, resto 0.
Aquella vida primigenia se ocupaba, sin duda, pero siempre sobraba tiempo para largas siestas de lagarto, interminables caminatas por avenidas y paseos, charlas con amigas hasta la madrugada. De hecho, quedaba tiempo hasta para el aburrimiento.
Pero llegaron ellos. No de una vez, no sin quererlos, al contrario, deseándolos de corazón. Llenaron todo el espacio de la casa, de la familia, de sus corazones. Trajeron horas de llanto, de ansiedad, de insomnio, y, sobre todo, de plenitud, risas y cariño. Pero, de repente, ella no estaba. Era omnipresente y todopoderosa, tenía la virtud de hacer tres tareas a la vez, podía dormir un par de horas al día y estar tan fresca. Todo esto era verdad, y no lo era. Ella no estaba. Estaba, era ella, pero ya no lo era. Se había convertido en una máquina perfecta de resolver problemas y cumplir con responsabilidades. Reía, besaba frentes, limpiaba narices, preparaba meriendas y hacía camas. Todo lo intentaba hacer con la mejor de sus sonrisas, sabiendo que era su elección, nada había sido impuesto, sin embargo...Al terminar los días caía en unos sueños pegajosos, densos y oscuros, vacíos de significado, como la muerte. Se sumía en ellos felizmente, anhelando fusionarse con la nada y aparecer en el otro lado, ella misma, con ellos, pero la de antes. Con tiempo para charlas, caminatas y siestas, feliz y despreocupada, quizás la hermana mayor de todos ellos.

Hubo un sueño, sin embargo. Caminaba, como entonces, por un parque de árboles altos y milenarios, que sembraban el suelo de hojas doradas, como la luz que se respiraba a aquellas horas de la tarde. Seguramente perseguía a sus tres diablillos, que se habían adelantado corriendo a buscar el estanque de los patos. De lejos vio venir a una mujer joven, bienparecida. Supo quién era antes de cruzarse con ella, tuvo un vuelco de consciencia y recordó que ese sueño ya lo había tenido, veinte años atrás, veinte kilos menos...Sonrió a la muchacha, ella le devolvió la sonrisa en un gesto de reconocimiento. Supo que iba por el camino correcto...Una mujer mayor le adelantó, andando a buen ritmo. También intuyó quién era. Y se sintió feliz y agradecida.

Despertó cuando el grito de un chiquillo rompió la noche

2 comentarios:

  1. Qué precioso y poético post sobre mujeres y maternidades.Volverán aquellos tiempos, pero mejorados y enriquecidos porque tendrás tres personas tan cerca de tu corazón como nadie lo ha estado. Serán a veces tus hijos, a veces tus padres,a veces tus amigos. Te harán sentir que nunca, nunca volverás a estar sola...

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  2. Una vez más gracias Sacri.
    Besitos

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