sábado, 26 de junio de 2010

Nueva compañera




Me crucé con ellos justo cuando me disponía a salir del trabajo,"Hola,¿a que tú eres mi nueva compañera?". Ella sorprendida, "Sí, yo soy de Inglés ¿y tú?", ...Dos niñas y un matrimonio, lustrosos y sonrientes, me miraban expectantes, sin muestras de reconocerme. A ver, ¿cómo les explico que les conozco casi desde siempre ?



A él me lo encontraba diariamente, durante años, en el autobús que me llevaba a la Facultad, por la mañana, y luego en el que me conducía hasta la Escuela de Idiomas, por la tarde. Estaba en mi clase de alemán, pero en todo el tiempo ni crucé una palabra con él, ni creo que ni siquiera me mirara. Yo, sin embargo, lo devoraba con los ojos, era exactamente el tipo de chico con el que siempre había soñado: alto, guapo, moreno, serio, inteligente, callado...En los largos y aburridos trayectos del autobús, en aquellas tardes oscuras de invierno, me entretenía con ensoñaciones delirantes en las que él era el protagonista, y siempre acababa declarándome su amor y derritiéndome en un beso hollywoodiense...a sabiendas de que esas películas no las viviría, pues el único defecto de aquel dechado de virtudes... era su novia, una chica atractiva y de aspecto despierto, que no se le despegaba ni para ir al baño. Él sólo tenía ojos para ella, ella para él, vivían en su mundo privado y perfecto, fuera de él sólo habría oscuridad.




Terminaron los años de facultad y seguí coincidiendo con ellos: en las oposiciones, donde él fue el primero en aprobar; después, en los pasillos de la Delegación, en las colas para solventar papeleos. Años más tarde, cuando me mudé a vivir a un pueblo de la costa, el destino los puso de nuevo ante mis ojos. Vivían a sólo dos calles de mi casa, por lo tanto me los seguía cruzando en el supermercado, en la biblioteca; cuando llegaron los niños, en la guardería, en el centro de salud, en el parque. Incluso recuerdo haberlo visto a él en la tele, en uno de esos programas culturales de madrugada, hablando de un proyecto que estaba desarrollando...Siempre les sonreía, a veces me devolvían la sonrisa. Por cortesía, ahora lo confirmo. Yo para ellos no era ni una sombra, ni la sombra de una sombra.



Ahora, no obstante, noto que me enfocan, intentan localizarme, en vano, en el espacio y en el tiempo. "Pues no te recuerdo, lo siento", "bah, no te preocupes, es que yo tengo memoria fotográfica". Sonrío para mí misma. Ella es agradable, simpática, sencilla. Sé que seremos buenas compañeras, posiblemente hasta amigas. !Tenemos tanto en común!
Sin embargo, lo que más nos une será siempre un secreto que seguirá erguido entre las sombras, donde yo antes vivía, convertido en una perla, preciosa, que sólo yo distinguiré.

3 comentarios:

  1. Te lo digo de verdad, recomendaré este sitio a todo aquél que le gusten las buenas historias reflejadas en buena literatura.
    Las primeras entradas, tipo presentación, fueron estupendas (una manera de retomarte después de tanto tiempo); y éstas últimas de historias de gente, estupendas. Me recuerdan los artículos que leía de Rosa Montero en el dominical de El País: lecturas cortas, sobre cosas y gentes, que dejaban en un punto suspensivo.

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  2. Gracias a las dos por leerme y ser unas críticas tan benévolas, pero por favor, no me comparéis con grandes maestras!!!

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