lunes, 9 de agosto de 2010

A vueltas con el verano...







Volvimos hace días de las vacaciones en Saidía y nos encontramos con el aburrimiento. El chiquitín ha estado casi una semana con cuarenta de fiebre, mi marido, con una uña del pie a la virulé, que le está haciendo tomarse toneladas de antibióticos que le descomponen el estómago, seguimos esperando horas y horas las impuntuales e infructuosas visitas de pintores, carpinteros, electricistas...que tienen que dar el último toque a nuestra reforma, la obra de la Alhambra pareciera...Leo montones de novelas, horas y horas, y todas terminan con la trágica e "imprevista" muerte de la protagonista, en la flor de la vida,(¿será una indirecta del destino?). No os preocupéis, es mi síndrome de todos los agostos, me aburro, aunque no pare en todo el día de trajinar. Hace demasiado calor para salir a pasear con los niños, y, por una u otra razón, nunca podemos ir a la playa, que, por otro lado, están tan atestadas que es casi imposible encontrar una plaza de aparcamiento. Tengo todo el día la sensación de estar desperdiciando el precioso tiempo de las vacaciones encerrada en casa, bajando a ratitos a la piscina, pero tampoco puedo escapar, dejando a los niños malitos y a mi marido cojo. Sé que, una vez pase el 15 de agosto, llegarán los dulces días de final de verano, cuando faltan días para recuperar todo el tiempo perdido... Y luego llegará septiembre, se quedarán las playas desiertas, y aprovecharemos las tardes para disfrutar esos últimos baños tan preciosos. Ahora estoy en mis días más tontos, como cada año, mitad de verano, en el recuerdo, nuestro viaje a Marruecos, que ya es pasado.

Marruecos, lo que hemos visto de este país, nos ha gustado mucho. Playas maravillosas, comida sabrosa, mercadillos abarrotados y llenos de tesoros, gente tranquila y amable...Es, como dicen mis padres, como España hace cuarenta años, tiene todas aquel encanto de lo que está por hacer, y también las ventajas y los inconvenientes de una cultura "demasiado" tradicional. Te sientes como si hubieras pasado al otro lado del espejo, y sólo estamos a unos kilómetros de distancia: compartimos el mismo clima, el mismo mar, los mismos paisajes...pero la cultura es muy diferente. Eso lo sabíamos y no nos sentimos extraños ni sorprendidos, simplemente, la sensación de haber cruzado el otro lado del espejo, se cambian los ritmos, se invierten los puntos cardinales, el sol sale por donde aquí se pone.

3 comentarios:

  1. Siento no poder poner más fotos, no sé qué pasa con el sistema de subida de fotos, en subir tres he tardado dos horas.

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  2. ¡Ánimo Mamen! El verano es también intentar no hacer nada, aburrirse y disfrutar de ese aburrimiento, porque para eso estará el calor (digo yo). Espero que tus pequeñillos y tus grandes se pongan bien. UN BESAZO.

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  3. Tienes razón, Isi, si yo a mis alumnos les digo siempre que el instituto sirve también para aprender a aburrirse, seguramente el aburrimiento es tan necesario como la felicidad, te enseña lo que es la paciencia.

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