martes, 31 de agosto de 2010

Veinte unos de septiembre

Mañana es uno de septiembre, fin de mis vacaciones. Esta madrugada, en ese duermevela maravilloso que sucede al letargo, me acordé de que ya vuelven los temidos madrugones y el estress, y me pregunté, ¿cuántas veces más tendré que sufrir ese fastidio, el del fin del verano y la vuelta al trabajo?. Si no lo piensas mucho, parece que la sucesión de años, con sus ciclos, idas y vueltas, es interminable, pero la verdad es que la pregunta anterior tiene una respuesta muy concreta: veinte veces, a lo sumo, veintisiete, si cambiaran mucho mis condiciones laborales.




Fue un pensamiento sonámbulo el que expongo a continuación, pero me temo que no falto de verdad. Medio dormida, me dije, "Dios mío, me quedan veinte días para jubilarme". Veinte unos de septiembre, veinte cumpleaños, veinte navidades, veinte finales de curso....No es una idea ésta que me llene de entusiasmo, el veinte es un número redondo, ni muy pequeño ni muy grande, me acuerdo perfectamente, como si fuera antesdeayer, de cosas que hice hace veinte años, así que, esa extensión de tiempo ante mí me parece simplemente poco.






De hecho, el viernes pasado, a la salida de una atracción del Tívoli me topé de frente con un antiguo compañero de instituto, Álvaro se llama, un tipo muy chistoso y buena gente. Nos miramos y saludamos extrañados, "¿Qué haces?, Pues ya me ves, aquí con los niños, veinte años después...". El tiempo ha pasado, tenemos de prueba el gris de su pelo y los niños, ya medio críados, pero estoy segura de que a él le pasó lo mismo que a mí, que tuvo la sensación de habernos cruzado en un corredor de la escuela hace dos horas, de vuelta de clase de Educación Física, o tal vez, de Informática...O tal vez sea que, irónicamente, nos estamos permanentemente cruzando a escondidas en pasillos interdimensionales, pues él trabaja en mi localidad de residencia y yo al lado de donde él vive, por lo que la autovía del Mediterráneo es nuestro lugar de encuentro diario, insospechadamente.






En fin, esto del "tempus fugit" no lo he inventado yo, mi papi me lo lleva diciendo desde que era una monicaca, recuerdo que en el fin de año de 1976 ya le preguntaba que cuándo volvería ese año, y él me explicaba que no, que los años no vuelven, que llegaría el 86, el 96 y el 2006 sin que nos diéramos cuenta, pero que los calendarios una vez agotados sólo tienen utilidad como objeto de colección. Y así coleccionamos calendarios a la vez que adquirimos recuerdos y experiencias. Me siento feliz de que él todavía esté a mi lado, tantos años después, asegurándome que el tiempo vuela y no retrocede y hay que exprimirlo y pido que juntos quememos muchos almanaques más, todos los editables. En este universo loco, en la inmensidad del espacio y la eternidad del tiempo, no somos más que una chispita de la luz de alguna estrella: lo milagroso es la vida, como decía Carmen Martín Gaite, "Lo raro es vivir". Y ese precioso don dura sólo unos días, veinte días de septiembre.






Las dos primeras fotos de esta entrada son, nuevamente, cortesía de Cristi Fuentes. Gracias, guapa.

5 comentarios:

  1. Pellizquito en el estómago.
    Es verdad, pronto cumpliré 40, de todo hace ya más de 20, y me acuerdo como si fuera ayer. Y dentro de 20, los 60.
    Y agradecer, como tú, que tengo a mis papis cerca, a pesar de sus casi 70 y, por ahora, sanitos y activos, disfrutando de sus nietas como si fueran nuevos padres sin tener que educar, sólo disfrutar.
    BESAZOS.

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  2. Creo que la mejor etapa de la vida es la jubilación: tu tiempo es tuyo,tienes oportunidad de cosas nuevas, nuevos caminos por andar como mujer y como persona. Podrás tener a tus hijos que también serán tus amigos, tus padres y hermanos a la vez. De todas las etapas de mi vida me quedo con ésta; aunque también depende de como vayas viviendo cada una.
    en definitiva, que lo mejor es el presente y lo mucho mejor está por llegar...

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  3. Siempre he sido de las de "Carpe Diem", aprovechar el momento porque el momento pasa y ya no se puede recuperar, pero quizá que más que por eso, siempre he intentado disfrutar al máximo de la vida por no saber qué está por venir y si habrá acontecimientos venideros que me impedirán estar alegre y con ganas de hacer cosas. Desgraciadamente éste está siendo uno de esos veranos raros al que no le he podido sacar todo el partido que hubiera querido, ya sabéis por qué, y con situaciones así no puedo evitar en pensar más de la cuenta y llego a aterrorizarme cuando pienso en lo que está por llegar... Al final opto por evadirme (la típica técnica del avestruz) y simplemente ir viviendo día a día e ir afrontando las cosas conforme lleguen, por que si no me va a entrar una depresión de caballo.
    Cumplí los 40 en abril, pero no he sido realmente consciente de ello hasta este agosto y la verdad, no me gusta ser mayor, pero claro, peor es no llegar a serlo, ¿verdad?
    ¡Ah, por cierto! ¡¡¡Y que me quiten lo "bailao"!!!

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  4. Sonia, doy fe de que bailar, has bailao, porque bailona eres. Y disfrutona también. A mí no me importa cumplir años(los años hay que cumplirlos TODOS), ni hacerme mayor, ni siquiera me importaría jubilarme mañana mismo, creo que sabría no aburrirme. Lo que me angustia, a veces, es la velocidad con la que todo pasa. Me gusta demasiado la vida y no quiero que se acabe: lo bueno, si mucho, mejor que mejor.

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  5. 100% de acuerdo!!! (Nunca estuve de acuerdo con Baltasar Gracián je,je) ;-)

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