martes, 31 de agosto de 2010

Insomnio

Ya es la una y cuarto del 1 de septiembre y, tal como me figuraba, yo no pego ojo. El insomnio se me presenta siempre los días "antes de..."(rellénese con cualquier concepto: eventos, viajes, fines de curso, inicios de curso...). No os preocupéis, que no tengo ningún motivo para estar nerviosa, si casi estoy deseosa de volver al curro (esto es mentirijilla, claro). Pero es que aparte de tener el sueño muy ligero y saltimbanqui, en mi familia por ambas ramas hay cierta vena ansiosa,( en lo que concierne al descanso sobre todo por parte materna), y me temo que yo la he heredado. Sé que es algo que debo aprender a controlar sin angustiarme, la ansiedad, por la cuenta que me trae y por el daño que sé que puede llegar a hacer, lo veo muy cerquita.



Creo que por eso nació este blog, si no, no me explico su existencia. Yo nunca he sido demasiado introvertida, pero tampoco de abrir mi alma al primero que se presenta. (Bueno, he sido más tímida que echada p´alante, a quién voy a engañar). Es cierto que siempre me ha gustado escribir, pero nunca lo he hecho y, después de estos meses, sé con toda seguridad que mi carrera de escritora empieza y termina en este marco en el que lo estoy haciendo: no tengo la imaginación ni el talento ni el empeño de trascender este mini-género que vamos creando entre todos.



Me encanta que me leáis y compartáis conmigo lo que os sugieren mis palabras, pero seguiría bloggeando aún sin recibir ningún tipo de feedback. De hecho, estoy sorprendida de haber recibido noventa visitas desde anoche, cuando instalé el contador; no me esperaba que me leyeráis más que mis siete u ocho habituales.



Sinceramente, tampoco me importan las malas opiniones, los que piensan que escribir este estilo de blog es cursi, ñoño o egocentrista: por supuesto que lo es, ¿qué pasa?, al que no le guste, pues que no mire(ésto va por mi innombrable, que no entiende en absoluto por qué lo hago, pero él puede estar tranquilamente tres horas zappeando sin ver ni un minuto de un programa de la tele porque todos son una m... o ver tres veces seguidas la final del Mundial de fútbol, que no me digáis que tiene mucho argumento).



Y os abro mi alma, sí, pero sólo hasta cierto punto. Hay temas y personas a las que apenas aludo, si os fijáis(aparte del innombrable), o porque son íntimos y una tiene mucha clase, o porque son dolorosos y complicados y nadie sabe cómo puede liarse la historia ni quién acaba leyendo qué. A estas horas de la madrugada se puede ser sincera y os confieso que mi sinceridad a veces se autocensura.


Entonces, ¿por qué escribo este blog? Creo que ya lo he contestado antes y en otras ocasiones: es mi terapia particular. Supongo que todos llevamos dentro de la cabeza un incansable runrún, asociamos personas y acontecimientos, casamos hechos incoherentes para darles sentido, descubrimos el polvillo dorado de lo mágico en la cosa más anodina...Yo, por si acaso soy rara, escribo sobre ello; de esta manera lo objetivizo, lo veo desde fuera, aparte de mí, y puedo pasar página más rápidamente. Es como si me desdoblara en dos, la que habla y explica y la que escucha y asimila. Termina la lección, se cierra el libro, olvidamos la historia. Quizás habré de buscar maneras de evitar la autocensura que ya mencioné, para que mi terapia sea más efectiva, pero por el momento no ha sido necesario.



Además, está la parte lúdica de todo ésto. Me lo paso divinamente, hay momentos en los que me siento como una de los Grandes (y aquí estoy aludiendo a mi adorada Almudena). Sueños de grandeza, qué más da, si nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira...No es más que un juego. De chiquita, escribía historietas en papeles y luego hacía aviones con ellos, y los lanzaba a volar desde el sexto piso del bloque de vecinos en donde vivía, y soñaba que alguien los encontraba, los leía y entendía...Quién sabe lo que puede ocurrir, quién sabe quién...



Por el momento, después de escribir esta entrada, apuraré mi taza de infusión de dulces sueños, que sabe a gloria, y rezaré para que Morfeo me bese la frente.




Y vosotros,¿qué tal de los nervios?





Fotos de Cristi Fuentes Montiel.

Veinte unos de septiembre

Mañana es uno de septiembre, fin de mis vacaciones. Esta madrugada, en ese duermevela maravilloso que sucede al letargo, me acordé de que ya vuelven los temidos madrugones y el estress, y me pregunté, ¿cuántas veces más tendré que sufrir ese fastidio, el del fin del verano y la vuelta al trabajo?. Si no lo piensas mucho, parece que la sucesión de años, con sus ciclos, idas y vueltas, es interminable, pero la verdad es que la pregunta anterior tiene una respuesta muy concreta: veinte veces, a lo sumo, veintisiete, si cambiaran mucho mis condiciones laborales.




Fue un pensamiento sonámbulo el que expongo a continuación, pero me temo que no falto de verdad. Medio dormida, me dije, "Dios mío, me quedan veinte días para jubilarme". Veinte unos de septiembre, veinte cumpleaños, veinte navidades, veinte finales de curso....No es una idea ésta que me llene de entusiasmo, el veinte es un número redondo, ni muy pequeño ni muy grande, me acuerdo perfectamente, como si fuera antesdeayer, de cosas que hice hace veinte años, así que, esa extensión de tiempo ante mí me parece simplemente poco.






De hecho, el viernes pasado, a la salida de una atracción del Tívoli me topé de frente con un antiguo compañero de instituto, Álvaro se llama, un tipo muy chistoso y buena gente. Nos miramos y saludamos extrañados, "¿Qué haces?, Pues ya me ves, aquí con los niños, veinte años después...". El tiempo ha pasado, tenemos de prueba el gris de su pelo y los niños, ya medio críados, pero estoy segura de que a él le pasó lo mismo que a mí, que tuvo la sensación de habernos cruzado en un corredor de la escuela hace dos horas, de vuelta de clase de Educación Física, o tal vez, de Informática...O tal vez sea que, irónicamente, nos estamos permanentemente cruzando a escondidas en pasillos interdimensionales, pues él trabaja en mi localidad de residencia y yo al lado de donde él vive, por lo que la autovía del Mediterráneo es nuestro lugar de encuentro diario, insospechadamente.






En fin, esto del "tempus fugit" no lo he inventado yo, mi papi me lo lleva diciendo desde que era una monicaca, recuerdo que en el fin de año de 1976 ya le preguntaba que cuándo volvería ese año, y él me explicaba que no, que los años no vuelven, que llegaría el 86, el 96 y el 2006 sin que nos diéramos cuenta, pero que los calendarios una vez agotados sólo tienen utilidad como objeto de colección. Y así coleccionamos calendarios a la vez que adquirimos recuerdos y experiencias. Me siento feliz de que él todavía esté a mi lado, tantos años después, asegurándome que el tiempo vuela y no retrocede y hay que exprimirlo y pido que juntos quememos muchos almanaques más, todos los editables. En este universo loco, en la inmensidad del espacio y la eternidad del tiempo, no somos más que una chispita de la luz de alguna estrella: lo milagroso es la vida, como decía Carmen Martín Gaite, "Lo raro es vivir". Y ese precioso don dura sólo unos días, veinte días de septiembre.






Las dos primeras fotos de esta entrada son, nuevamente, cortesía de Cristi Fuentes. Gracias, guapa.

domingo, 22 de agosto de 2010

Un cisne en un lago







Ya sabéis que uno de mis lemas es "La vida te da sorpresas", hay que estar pendiente al milagroso salto de la liebre, o del pez en el mar. Esta vez Facebook me ha permitido descubrir que una de mis amiguillas de toda la vida, casi una prima(nos une casualmente nuestro segundo apellido), es una consumada fotógrafa, de esas que tienen mirada de poeta, que descubren la belleza hasta en la bolsa de la basura, si fuera menéster. Me ha dado permiso para que tome algunas de sus fotos para ilustrar mi blog, ya os iré mostrando alguno de sus tesoros, pero hoy dejadme que os muestre la foto del cisne en el lago, que me ha devuelto por segundos a otra amiga queridísima para mí, a la que hace siglos que no veo y de la que apenas sé algo de vez en cuando, pues no es muy proclive a andurrear por estos universos cibernéticos.
















Éramos compañeras de facultad, pero realmente nos conocimos ya en cuarto de carrera, cuando ambas conseguimos una Erasmus para pasar unos meses en Inglaterra, en el Wolverhampton Polythecnic, concretamente. No creo que ninguno de los estudiantes españoles que coincidimos en aquella experiencia aprendiéramos mucho inglés, pero sí que experimentamos el choque con una cultura extranjera, aprendimos a movernos en un clima hostil, y, sobre todo, a convivir con estudiantes de casi todos los países.




Fue una experiencia sobre todo refrescante, salir por fin del confortable, pero a veces asfixiante, hogar familiar y hacer nuevas amistades, vivir de otra manera.Y, sobre todo, conocerla a ella, una chica completamente distinta a mí, una princesa encantadora, delicada, de apariencia frágil, tan esbelta, tan linda y romántica y, a la vez, tan cómica y locuela. Ella era Julieta, yo, el ama. Ella era un cisne, yo, una oca.




A la vuelta de Inglaterra nuestra amistad continuó, compartimos confidencias, noches de ron-cola, risas, muchas risas, nuestros ataques de pavo eran míticos. Vivimos juntas primero desamores, y después amores. Terminaron los años universitarios y nuestras vidas tomaron rumbos distintos, pero nuestra amistad se mantenía gracias a larguísimas conversaciones telefónicas: nos casamos casi a la vez y puede decirse que planeamos juntas nuestras bodas(más bien yo iba siguiendo sus instrucciones, siempre he sido un poco desastre). Recuerdo que en una ocasión ella y su novio fueron al "celebérrimo" chipriota de Fuengirola, al que todos acabábamos yendo para que nos leyera los posos del café, y volvió radiante diciendo que el señor había visto clarísimo que su vida sería siempre plácida y sosegada, "como un cisne en un lago".

Y así me gusta recordarla, mi preciosa princesa cisne, aunque sé con certeza que su vida, si bien feliz, no ha sido tan plácida y sosegada como imaginara. Sin duda ha habido mucho amor, un amor de película, que la ha llevado a trasladar su nido del Sur a la dura Extremadura, de allí a África, de aquí a las Islas Afortunadas, de éstas, de vuelta a la Península, a un lugar de dulce nombre. Pero ella contaba que cada sitio le gustaba más que el anterior, en todos caía de pie, según sus palabras. De ser hija única mimada pasó a ser madre mimosa de dos princesitas, a las que apenas conozco. No quería dedicarse a la educación y ha terminado siendo maestra apasionada de polluelos. En definitiva, su metamorfosis ha sido la opuesta a la de los cuentos: de princesa se convirtió en cisne, y, de cisne, en mujer de acero, eso sí, manteniendo su apariencia angelical, convirtiendo la realidad más hosca en un lago azul, donde ella nada. Al menos, así la imagino y la deseo, y guardo esta amistad dormida latiendo en mi corazón, con la esperanza de que algún día volvamos a encontrarnos.








Todas las fotos "artísticas" de esta entrada son cortesía de Cristi Fuentes Montiel, mi casi prima del alma.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Coged las rosas...

Sé que tengo el blog algo dejadito, pero es que lo que hace una semana era hastío en pocos días se ha convertido en actividad frenética, llevamos unos diitas..Hemos ido a la playa varias veces, a la feria, el lunes, después de mucho tiempo, casi me emborraché, eso sí, en casa y en buena compañía; acompañé a mi marido a Granada y aproveché para ir de tiendas (mejor no digo lo que me gasté, estoy temblando pensando en el momento en que seré descubierta, pero...yo lo valgo), almorzamos en un sitio muy chulo de Loja;hemos estado en una barbacoa; el fregadero de la cocina decidió que el puente de agosto era el momento apropiado para atascarse completamente, hemos salido varias veces con mis cuñados de Sevilla,que andan por aquí de vacaciones... resumiendo, días de bacanal, de vino y rosas, que es lo apropiado después de haber oído a Stephen Hawkins pronosticar que a la humanidad le quedan cien años, doscientos a lo sumo. Yendo hacia Granada, en la radio, daban un especial sobre el fin del mundo, con motivo de esas declaraciones del insigne científico, que recomienda que empecemos a buscar ya otro planeta donde mudarnos; por lo visto, el proceso que conduce al fin de nuestro planeta acaba de empezar; los mayas nos auguran un par de años(el día Z es el 22 de diciembre del 2012), otros científicos nos dan mil millones de años...la cosa es que esto se va a acabar en cualquier momento y este verano puede ser uno de los últimos o no, pero en cualquier caso, me voy a dejar por ahora de mi filosofía de todo a cien y, volviendo a los clásicos, disfrutaré del carpe diem, así que cortad las rosas mientras podáis. Rosas, rosas, muchas rosas, sobre mí, sobre vosotros, una lluvia de rosas...

Siento no poder ilustrar mis vicisitudes, llevo a todas partes mi cámara de fotos, pero no me paro ni a sacarla del bolso. Llega el 15 de agosto y los días se precipitan hacia septiembre, recojamos los restos del verano y hagamos un ramillete con ellos, que os ofrendo con mi cariño.

domingo, 15 de agosto de 2010

La Puerta de Tannhäuser





Hace unas noches, zappeando, me encontré con una película algo extraña y sangrienta situada en la edad media, en la que reconocí la cara del actor principal, un rubio muy guapo y elegante, al que tardé unos segundos en terminar de ubicar: "ah, sí claro, el replicante malo de Blade Runner, el que decía lo de las puertas de Tannhäusser". Entonces, hice lo posible por estrujarme las neuronas intentando reproducir la parrafada exacta, ese discurso final que suelta el personaje poco antes del final, pero, la verdad, no tengo muy buena memoria para las citas y frases célebres. Creo que sé de memoria repertorios completos de copla española y canciones de los años 50 y 60(de oírlas a mi madre de niña), pero de citas poco. No obstante, he admirado la facilidad que tienen algunos para soltar discursos completos, o repetir diálogos de películas, y, sin dudarlo, si hay un fragmento que he comprobado a lo largo de los años que a la gente le gusta memorizar, es éste:


"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán...en el tiempo...como lágrimas...en la lluvia. Es hora...de morir".


La primera persona que recuerdo que me soltó la parrafada fue un ex, al que voy a omitir hoy; luego recuerdo a mi amiga Ana Hernández, con la que estuve un año en Estados Unidos y de la que he perdido la pista, algún día le dedicaré una entrada, pues era alguien muy especial y apasionada. Tengo que sentarme y escribirle una carta a su antigua dirección en Madrid, la casa de sus padres, como el que lanza un mensaje en una botella, a ver si le llega. Ella era una enamorada de esta película, Blade Runner, como tantos otros que he ido conociendo a lo largo de los años y que la grabarían entre sus favoritos. El último fue Manolo, un compañero de trabajo, al que conocía de vista desde los 18 años pero con el que nunca había cruzado palabra y con quien coincidí el curso pasado; él también adoraba Blade Runner y me confesó que saberse ese tipo de frases es un buen recurso para ligar, aunque me temo que él tenía poco éxito en esas lides.


A mí, sin embargo, Blade Runner siempre me ha dejado un poco fría, me gusta la ciencia ficción y entiendo que BR crea escuela, inventa un escenario, una estética, una filosofía que es copiada por todo lo que viene detrás, desde El quinto elemento a Inteligencia Artificial o tantas otras. Supongo que se merece una revisión. Como curiosidad, la acción transcurre en el año 2019, una fecha que ya no es nada remota; Ah, y la puerta de Tannhäuser ... NO existe.
















lunes, 9 de agosto de 2010

A vueltas con el verano...







Volvimos hace días de las vacaciones en Saidía y nos encontramos con el aburrimiento. El chiquitín ha estado casi una semana con cuarenta de fiebre, mi marido, con una uña del pie a la virulé, que le está haciendo tomarse toneladas de antibióticos que le descomponen el estómago, seguimos esperando horas y horas las impuntuales e infructuosas visitas de pintores, carpinteros, electricistas...que tienen que dar el último toque a nuestra reforma, la obra de la Alhambra pareciera...Leo montones de novelas, horas y horas, y todas terminan con la trágica e "imprevista" muerte de la protagonista, en la flor de la vida,(¿será una indirecta del destino?). No os preocupéis, es mi síndrome de todos los agostos, me aburro, aunque no pare en todo el día de trajinar. Hace demasiado calor para salir a pasear con los niños, y, por una u otra razón, nunca podemos ir a la playa, que, por otro lado, están tan atestadas que es casi imposible encontrar una plaza de aparcamiento. Tengo todo el día la sensación de estar desperdiciando el precioso tiempo de las vacaciones encerrada en casa, bajando a ratitos a la piscina, pero tampoco puedo escapar, dejando a los niños malitos y a mi marido cojo. Sé que, una vez pase el 15 de agosto, llegarán los dulces días de final de verano, cuando faltan días para recuperar todo el tiempo perdido... Y luego llegará septiembre, se quedarán las playas desiertas, y aprovecharemos las tardes para disfrutar esos últimos baños tan preciosos. Ahora estoy en mis días más tontos, como cada año, mitad de verano, en el recuerdo, nuestro viaje a Marruecos, que ya es pasado.

Marruecos, lo que hemos visto de este país, nos ha gustado mucho. Playas maravillosas, comida sabrosa, mercadillos abarrotados y llenos de tesoros, gente tranquila y amable...Es, como dicen mis padres, como España hace cuarenta años, tiene todas aquel encanto de lo que está por hacer, y también las ventajas y los inconvenientes de una cultura "demasiado" tradicional. Te sientes como si hubieras pasado al otro lado del espejo, y sólo estamos a unos kilómetros de distancia: compartimos el mismo clima, el mismo mar, los mismos paisajes...pero la cultura es muy diferente. Eso lo sabíamos y no nos sentimos extraños ni sorprendidos, simplemente, la sensación de haber cruzado el otro lado del espejo, se cambian los ritmos, se invierten los puntos cardinales, el sol sale por donde aquí se pone.