viernes, 28 de mayo de 2010

Graduación de Bachillerato

Acabo de asistir al acto de graduación de los alumnos de Bachillerato del instituto donde trabajo. Ha sido una ceremonia que
cumplía todos los protocolos, no obstante ha sido entrañable y emotiva. Protocolaria, pues asistían también el Jefe de
Inspectores y el Alcalde de Mijas, que, la verdad,dejando a un lado su condición y adscripción política, es una persona
sencilla y encantadora, que, casualmente, era director de uno de los colegios de la zona, por lo que conocía desde pequeñitos
a muchos de los alumnos que hoy se despedían. De todos los discursos me quedo con la frase con la que él ha terminado, no
muy original (de hecho es uno de mis lemas en la vida): "Lo mejor está por venir, porque el porvenir es vuestro, y vosotros
sois los mejores".Ciertamente, estos son los mejores alumnos que he tenido nunca. Este año lo he vivido como un premio, mi trayectoria
profesional hasta ahora había sido muy difícil, siempre he trabajado en centros de difícil desempeño, y, por esto, siendo
éste mi primer destino definitivo, ha sido una recompensa haber encontrado alumnos como ellos, de verdad que pensaba que ya
no los había. En esta clase de la que hablo hay dos o tres muchachas y muchachos que son sencillamente brillantes, matrículas
de honor, pero incluso los que no son brillantes son excepcionales por su calidad humana o por su facilidad de liderazgo, o
por su entusiasmo, o por su tesón. Ha sido muy gratificante verlos disfrutar de este acto, que supone el final de una etapa,
la niñez. Ahora deben volar solos.Todos los que han "discurseado" han insistido en la importancia de la escuela como transmisora de valores, no sólo de
conocimientos. Una idea que está manida de tan repetida. Es algo en lo que, por supuesto, yo creo firmemente, viniendo de
donde vengo. Pero a veces se nos olvida, aunque lo sepamos, porque los valores no sólo se transmiten de "boquilla para
fuera", sobre todo se aprenden de nuestros comportamientos, de cómo somos ante ellos y entre nosotros, los adultos. Y me temo
que no siempre somos modelos a seguir (y yo me incluyo). De hecho me pregunto: "¿qué les puedo haber transmitido yo, qué se
llevarán de mí?". Posiblemente cada uno diría algo distinto, y la mayoría, nada. Si pudiera volver atrás, y me lo propongo ya
para el curso que viene, insistiré en la que es hoy día la mayor de mis convicciones: Esta vida es un paseo que hay que
disfrutar. Es un paseo por una calle concurrida donde te vas encontrando con gente, algunas se quedan contigo, con otras
simplemente te cruzas, a otras las vuelves a ver una y otra vez, a la ida o a la vuelta...No te lo tomes con prisa, disfruta
de su compañía, pues detrás de cada cara hay un universo por descubrir. Para mí ha sido un placer haberme encontrado con esas
miradas llenas de dulzura, interés y juventud. Me devuelven cada día a una época de la que, quizás, nunca salí.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Por qué soy ya una "lostie







Yo entiendo que "Lost" ha sido y es todavía un gigantesco pasatiempo, un rompecabezas. Su principal misión es entretener. A la vez, es un muy buen producto, se ha diseñado de manera que los espectadores son artífices de la trama, se les da la oportunidad y la ocasión de que intervengan teorizando, proponiendo alternativas, criticando...en los distintos foros, redes sociales, programas...que se han dispuesto para ello. De esta manera, "Lost" se construye dejando cabos sueltos a porrillo, algunos pueden ser atados y tienen un significado y una función en la narración, otros son trampas para confundir al "lector", otros me temo que son meros despistes.
Más aún, creo que los creadores de "Lost" se propusieron hacer un buen producto y una pieza de entretenimiento que tuviera pretensiones de obra maestra. Para ello, recurren a un sinfín de recursos artísticos y estilísticos (LEIT MOTIVS, paralelismos, personajes contrapuestos,...) que hacen conscientemente que la serie ofrezca diferentes registros y niveles de significado: mi marido la entiende como ciencia ficción, le entretiene y engancha, pero no se demora en analizar los detalles ni las tramas; mi hermana atiende más a los personajes y sus tramas entrelazadas, la considera más una obra de suspense, y yo, la completa enganchada, entiendo que los autores han querido darle una dimensión filosófica, presentando diferentes opciones vitales y temas universales, como son el libre albedrío, la oposición entre fe-razón, las relaciones paterno-filiales...Claro está, volvemos al principio, se trata de entretener no de explicar la creación. Estos temas se presentan y funcionan en las distintas historias, pero no a un nivel de gran profundidad, es una serie yankie, no una novela rusa.Pero sí que queda claro que, metafóricamente, ellos están tan perdidos en la isla, en la geografía y en el tiempo, como en su propia existencia. Y con ellos, todos nosotros: intentando desentrañar el misterio de la serie, intentando desentrañar el misterio de nuestra existencia.

Y todo esto sin mencionar la apasionante historia que todos conocemos: un avión se estrella en una isla misteriosa, en la que no paran de ocurrir hechos inexplicables, como que los muertos resucitan, los enfermos se curan y los paralíticos andan, hay un misterioso monstruo de humo que masacra a diestro y siniestro y una "tribu"nativa hace desaparecer a alguno de los naúfragos. La isla misteriosa emula una gigantesca gymkana de pistas que hay que ir atando, y los personajes, a su vez, tienen apasionantes y atormentados pasados que se entrecruzan..
Todo eso y mucho más es Lost, no es extraño que llegue a ser adictivo. A mí me ha dejado "perdida", a ver si lo asumo "and let it go".

lunes, 24 de mayo de 2010

Toñi, mi Aída particular




Toñi

¿Quién no conoce la serie "Aída"? Las historias que nos cuentan y los personajes nos hacen reír, tienen la fuerza y la comicidad de lo real, pero llevados a la exageración. Pues bien, desde hace un mes yo tengo a mi Aída particular, una Aída elevada al cubo. Se llama Toñi, es de un pueblo de la campiña cordobesa, del que vino huyendo hace tres años, porque, como ella dice"allí estaba tan muerta de asco como aquí, pero por lo menos aquí siempre te puedes ir a la playa, pero allí...". Su historia es tan triste como las coplas que ella canta, pero ella te lo cuenta riendo, y tú te ríes con ella: escapando de un padre maltratador, pasó por dos maridos que le dejaron cinco hijos, el saldo de la miseria y "ni un triste carné de conducir". Malvive con sus chiquillos, limpia, plancha, pinta casas,canta en fiestas, se viste y los viste con lo que a los demás nos sobra, pero no llora, no para de hablar contando sus historias increíbles e hilarantes, todas suyas, que ella las cuente, y canta y ríe y vuela de un lugar a otro, buscando, preguntando, luchando, a ver como sale del boquete en el que está, y del que, me temo, no hay Dios que la saque. Los príncipes azules hace muchos años que se destiñeron, o a lo mejor fue ella, que los lavó con lejía. Ella sabe que no hay sortija de oro, que lleve un nombre por dentro, que no pueda colarse por un desagüe.
Lo único que le sobra es la vida, que la da a diestro y siniestro, te la cuenta y te la canta. y lo hace muy bien, te toca el alma. Qué le vamos a hacer, alma mía, nos tendremos que reír, que una mujer triste no gusta a nadie, espanta a los hombres.

sábado, 22 de mayo de 2010

De playita


No me gusta la idea de ir a la playa: significa para mí un montón de preparativos y estress, siempre se me olvida algo: hay que llevar recambios de ropa para todos los niños, sombrilla, toallas, cremas protectoras, cubos y palas...y porque no somos de ir con hamacas, mesa y nevera, que somos más de espeto y chiringuito. Como he dicho, siempre se me olvida algo, normalmente lo imprescindible, según mi marido. En fin, después de horas de preparativos, tengo que arrastrar a tres chiquillos y un marido que, no sé porqué, ofrecen resistencia, hasta un lugar sobrepoblado donde suele ser casi imposible encontrar una plaza de aparcamiento, y cargarme como una mula hasta llegar al emplazamiento ideal, que suele estar a kilómetros del coche.
Normalmente llego a la playa sudada, destrozada de ánimos y con un humor de mil demonios. Por eso digo que la idea de ir a la playa me pone los pelos de punta.
Sin embargo, una vez allí, se opera en mí un cambio milagroso. Mi malhumor desaparece, se borra mágicamente; todo se sincroniza, mi corazón con el ritmo de las olas, mi sangre con el calor de la arena; la máxima preocupación es que el chiquitín no se aleje tanto como para perderse, todo se reduce a dejarse mecer por el mar, acariciar por la brisa y, si acaso, golpear una pelotita con una paleta. La playa es la resurrección de la infancia en mi interior, vuelvo a esa inconsciencia primitiva de los bebés...intento no quemarme, no soy mucho de aplanarme bajo el sol, prefiero pasear, saltar las olas, jugar con la arena...Pura felicidad. El otro día me dijo mi niña, tumbada junto a mí en la arena: "ojalá el cielo sea como ésto". Entonces entendí lo mucho que nos parecemos.

viernes, 21 de mayo de 2010

Yo y mis cosillas, primera entrada.

Hace una noche preciosa, una noche tibia de mayo, ideal para enamorados.
En la tele ponen la peli de Jeremy Button, una historia preciosa que yo incluiría en la categoría de deprimentes, como Inteligencia Artificial, por ejemplo. Todo lo que trate sobre lo inevitable del paso del tiempo ofrece poca catarsis, no tengo ganas de caer en la tristeza. Prefiero centrarme en mis pensamientos, y que estos sean alegres y positivos.
Esta tarde la ocupé en diseñarme un álbum de fotos digital y musical, con todas las vivencias del último año. Pocas actividades hay más estimulantes, pues solemos retratar sólo los momentos felices y destacados, de manera que, al recapitular, nos encontramos con una larga sucesión de sonrisas, abrazos y lugares de ensoñación, así que ahí va mi consejo del día: contra la depresión, aprende a hacer un montaje audiovisual, yo lo disfruto mucho cada vez que lo hago. Lástima que no sepa colgarlo aquí, si no ya estaba puesto.
Prometo ser constante, sé que no seré diaria.